Los insecticidas ecológicos se han convertido en la opción ideal para quién apuesta por un cultivo más respetuoso, que ofrece productos naturales y más seguros tanto para el medio ambiente como para los seres humanos.
Dentro de un enfoque centrado en la protección de cultivos, el uso de insecticidas agrícolas está justificado; ya que no solo controlan plagas dañinas, previenen de enfermedades que puedan transmitir algunas de estas plagas de insectos, y finalmente, garantizan la salud alimentaria.
Sin embargo, la agricultura actual busca nuevas herramientas, dejando de lado opciones en las que puedan intervenir químicos. Por esta razón, los insecticidas orgánicos se han convertido en una alternativa ya adoptada por muchos.
Por un lado, este tipo de fitosanitario ofrece mayor seguridad para el medio ambiente; y es que estos productos son biodegradables y no contaminan, no dejando residuos tóxicos tanto en la tierra como en el agua. También hay que destacar que las plagas generan una menor resistencia hacia este tipo de insecticida, en contraposición a los insecticidas químicos.
También ponen el foco en la seguridad humana, ya que son menos tóxicos y generan menos riesgos para la salud; evitando las intoxicaciones, alergias y reacciones que los insecticidas de origen químico pueden propiciar.
En conclusión, los insecticidas orgánicos, compuestos por sustancias vegetales o minerales; son una excelente opción adaptada a la actual necesidad agrícola. Sostenibilidad, aunada con un menor riesgo para la salud humana y animal; hacen de los insecticidas ecológicos una gran alternativa.