Un fitorregulador es una sustancia que afecta a los procesos metabólicos de la planta; una hormona vegetal que incide en procesos como la germinación de semillas, el crecimiento de raíces o incluso la formación de frutos. De hecho, estos reguladores influyen en todos los aspectos de la planta.
En cuanto a su uso en la actualidad, desde su aplicación en prácticas ancestrales, los reguladores han evolucionado hasta convertirse en una herramienta imprescindible de la agricultura moderna; favoreciendo la productividad de los cultivos y mejorando su calidad.
Por qué usar reguladores fitosanitarios
Bajo la premisa de mejorar los procesos fisiológicos de los cultivos, los reguladores se han convertido en uno de los grandes aliados de los agricultores; sobre todo cuando hablamos de agricultura ecológica. Y es que, cabe destacar su gran efectividad, a parte de su facilidad de uso.
Cuando hablamos de los beneficios de usar fitorreguladores, hay varios puntos en los que hacer hincapié:
- Mejor rendimiento de los cultivos: ciertos reguladores influyen en la formación de raíces, la fructificación y floración, e incluso en el crecimiento de los tallos; por lo que son un gran compañero a la hora de producir mejores cosechas y de aumentar la producción.
- Aumento en la calidad de los frutos: fitorreguladores como las auxinas son usados extensamente para conseguir no solo frutos de mayor tamaño, sino mejorar el color, el sabor y la textura de los mismos.
- Conseguir una latencia en las semillas y las yemas: el ácido abscísico está relacionado directamente con la latencia de semillas y yemas, además de con una regulación en la respuesta al estrés hídrico.
- Controlar el crecimiento de malas hierbas: las malas hierbas compiten en nutrientes con los cultivos, sin embargo, reguladores como las auxinas sintéticas se pueden emplear como herbicidas para controlar su crecimiento.
Tipos de fitorreguladores
- Auxinas: las auxinas son hormonas de crecimiento que favorecen el desarrollo de las plantas; influyendo en procesos fisiológicos como el alargamiento celular o la formación de raíces y frutos. Las plantas las pueden obtener de forma natural, pero siempre va a ser en una cantidad menor.
- Citoquininas: promueven la división y diferenciación celular. En general, estimulan el crecimiento lateral de los brotes, la expansión de las hojas y el crecimiento de mayor cantidad de frutos.
- Giberelinas: de gran versatilidad, promueven la germinación, la floración y el alargamiento de los tallos.
- Etileno: el gas etileno regula la maduración y senescencia de los cultivos; además, favorece el crecimiento de raíces y brotes.
- Ácido abscísico: esta fitohormona facilita la adaptación de la planta a procesos de estrés abiótico como el estrés térmico o el estrés salino. También induce la latencia de semillas y yemas.
En definitiva, los fitorreguladores se han convertido en una herramienta esencial de la agricultura moderna. Además, no podemos pasar por alto su prometedor futuro, con fórmulas más seguras y eficientes.